jueves, 24 de enero de 2013

Señores padres con hijos en la ESO

Jaime Martinez Montero | Diario de Sevilla


Lo que más sorprende a los especialistas extranjeros que visitan nuestros institutos es el mal comportamiento de los alumnos en el aula, la confianza de amigachos que preside su relación con los profesores (siempre con el tú por delante), lo escandalosos que son y el descuido con el que tratan el material que se pone a su disposición. Si los visitantes son coreanos o japoneses, la impresión les puede provocar un shock.

No es fácil conseguir mejoras significativas en los resultados escolares. Pero, desde luego, si no se aborda con seriedad y decisión el cambio del comportamiento de los alumnos, poco se puede conseguir. Para que el alumno pueda rendir en clase es preciso que, en primer lugar, atienda y, en segundo lugar, que lo dejen atender. Es el requisito previo, como lo es comprar un décimo para que te toque la lotería. Muchas de las correcciones que se ponen en marcha para atajar este mal son poco compartidas por los padres de las criaturas, que optan más por la impunidad de sus hijos que por su educación. Parece como si la mala conciencia del poco caso que les hacen la pudieran salvar poniéndose incondicionalmente de su lado a la mínima dificultad con la que tropiezan en el instituto.

Se ha llegado a una situación en la que no producen alarma y se dejan pasar comportamientos intolerables. Los que narro a continuación los he visto yo visitando aulas, exhibidos por mozalbetes de trece, catorce o quince años, mayoritariamente varones, y sabiendo ellos que yo era el inspector. Están los que no reprimen las exigencias de su cuerpo por pequeñas que éstas sean. Así, uno bosteza de la forma más larga y ostensible que se pueda imaginar, desperezando todo el cuerpo. Otro se rasca y hurga, a modo, en axilas, ingle, nariz y oído. El de más allá está prácticamente tumbado en su silla, en una postura en la que alcanzar el tablero de la mesa para leer o escribir es francamente imposible. Hasta a alguna parejita he debido mirarla con reprobación para impedir no sólo que hicieran manitas, sino hasta que fuera algo más lejos. Repito: todo esto mientras el pobre profesor (o profesora, porque como corresponde a la condición humana, suelen ser más groseros y aprovecharse más de quien juzgan que es más débil) intenta explicar su lección o corregir un ejercicio.

¿Y los padres? ¿Qué ocurre cuando se sanciona a sus hijos y se les comunica el castigo? Pues en muchos casos se ponen de su lado, exigen datos y pruebas como si la vida escolar y sus procedimientos disciplinarios fuesen un juicio por la vía penal. Les hacen ver a sus vástagos que su centro de educación y enseñanza actúa arbitrariamente, que persigue sin motivo a sus alumnos, que emprende procedimientos sancionadores contra ellos sin argumentos ni hechos: un día, sin que haya ocurrido nada, los profesores y el equipo directivo acuerdan porque sí sancionar a unos pobres inocentes, e inician procedimientos muy costosos, que requieren mucho trabajo extra y que les van a traer a los que los emprenden un sin fin de preocupaciones.

Señores padres: no es sensato creer antes a los propios menores implicados que a adultos expertos en problemas de disciplina como son los profesores. Los docentes son imparciales (por supuesto, más que los mismos menores o que ustedes), conocen bien a los chicos porque a lo largo de su vida profesional han tratado a miles de ellos, y saben calibrar la trascendencia de las acciones de los que ocupan las aulas porque, además de que se les prepara para ello, tienen la experiencia de haber pasado ya por cientos de casos anteriores.

Señores padres: no deben enseñar a sus hijos de qué manera pueden salir indemnes o cómo se pueden librar de las consecuencias de conductas inadecuadas, sino a que asuman sus responsabilidades, a que corrijan lo que hayan hecho mal, a que acepten los castigos que se les impongan, a que tengan confianza en los profesores y en los centros en los que están escolarizados. Porque, señores padres, no hay mayor despropósito que ayudar a sus hijos a que queden por encima de su profesor y de su instituto.

Señores padres: a sus hijos no les quedan tantos años para enfrentarse a la vida. Enséñenles también a tolerar la pequeña injusticia, el posible error. Porque en el mundo adulto van a encontrar muchas más arbitrariedades de las que puedan sufrir en la escuela. Déjenles bien claro que a sus profesores no les pagan para aguantarlos y reírles las gracias, sino para educarlos. Sus profesores son, para ellos, el anticipo de lo que luego, en el ámbito laboral, van a ser los jefes. Y, como decía Bill Gates, si cree que su profesor es duro con él, que espere a tener un jefe. Éste no va a tener ni la paciencia ni la vocación de su docente.

Señores padres: un viejo consejo decía: "Si vas a sufrir una operación peligrosa, deja todos tus papeles y todos tus asuntos en regla. Es posible que sobrevivas". Aplíquense el espíritu del anterior dicho. Queremos su colaboración y su ayuda para conseguir la mejor educación de sus hijos. Pero no para hacerle la vida más fácil a los docentes. Al fin y a la postre, lo más que convive un profesor con ellos es, durante algún año, dos o tres horas a la semana. Lo queremos porque en última instancia son ustedes los que van a tener que soportarlos durante toda su vida.


lunes, 27 de junio de 2011

Cuéntame una canción (Cap. 3)

En el tercero de los nueve capítulos de los que ha constado la primera y satisfactoria temporada de "Cuéntame una Canción", pude disfrutar con una preciosa canción de los Rolling Stones. ¿Conocéis alguno de vosotros a alguien que sea como el arcoiris? Como siempre, espero comentarios después de escucharla dándole al play o descargándola de aquí.

viernes, 20 de mayo de 2011

Cuéntame una canción (Cap. 2): The Cure

En la segunda entrega de la sección que he realizado para radio Extrarradio, contaba la canción Friday I'm in love, en la que tuve la inestimable ayuda de Domingo Alonso. Espero que disfrutéis con ella.
Podéis escucharla dándole al Play o descargarla pulsando aquí.

jueves, 19 de mayo de 2011

Cuéntame una canción - Creedence Clearwater Revival

Gracias a la petición que me hizo mi amigo y compañero Antonio Gómez, me animé a colaborar con una sección semanal para el programa de radio que diariamente realizan los alumnos del centro. La sección se titula "Cuéntame una canción" y en ella he estado seleccionando canciones en inglés. En cada una de ellas he contado brevemente algo de la historia del grupo y posteriormente he traducido (seguro que no de una manera muy fiel) la letra de la canción.
Os animo a que participéis comentando qué os ha parecido y con algun opinión sobre la traducción.

La sección se inauguró con el tema de la Creedence Clearwater Revival titulado Have you ever seen the rain. Pincha en el Play del reproductor para escucharla o aquí para descargártela.


viernes, 11 de diciembre de 2009

Los alumnos y alumnas...

Respuesta de la Real Academia Española a la consulta sobre el uso de "los alumnos y las alumnas" en lugar de "los alumnos":


Si lo que usted persigue es economizar palabras en el discurso, obviamente, la mejor forma de hacerlo en el caso que nos plantea, sería prescindir de uno de los elementos (las alumnas), pues su presencia es pleonática e innecesaria, dado que el masculino plural (los alumnos), sirviendo como genérico, ya incluiría en sí mismo a las alumnas.

En los sustantivos que designan seres animados, el masculino gramatical no solo se emplea para referirse a los individuos de sexo masculino, sino para designar la clase, esto es, a todos los individuos de la especie, sin distinción de sexos: El hombre es el único animal racional; El gato es un buen animal de compañía.

Consecuentemente, los nombres apelativos masculinos, cuando se emplean en plural, pueden incluir en su designación a seres de uno y otro sexo: Los hombres prehistóricos se vestían con ropas de animales; En mi barrio hay muchos gatos (de la referencia no quedan excluidas ni las mujeres prehistóricas ni las gatas).

Así, con la expresión los alumnos podemos referirnos a un colectivo formado exclusivamente por alumnos varones, pero también a un colectivo mixto, formado por chicos y chicas.

A pesar de ello, en los últimos tiempos, por razones de corrección política, que no de corrección lingüística, se está extendiendo la costumbre de hacer explícita en estos casos la alusión a ambos sexos:

«Decidió luchar ella, y ayudar a sus compañeros y compañeras» (Excélsior [Méx.] 5.9.96).

Se olvida que en la lengua está prevista la posibilidad de referirse a colectivos mixtos a través del género gramatical masculino, posibilidad en la que no debe verse intención discriminatoria alguna, sino la aplicación de la ley lingüística de la economía expresiva; así pues, en el ejemplo citado pudo -y debió- decirse, simplemente, ayudar a sus compañeros.

Solo cuando la oposición de sexos es un factor relevante en el contexto es necesaria la mención explícita de ambos géneros: La proporción de alumnos y alumnas en las aulas se ha ido invirtiendo progresivamente; En las actividades deportivas deberán participar por igual alumnos y alumnas.


Reciba un cordial saludo.
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Departamento de Español al día
RAE

martes, 12 de mayo de 2009

DÍA ESCOLAR DE LAS MATEMÁTICAS

Con motivo del Día Escolar de las Matemáticas (12 de mayo de 2009) os dejo un acertijo: Tenemos tres cajas de caramelos: una teien caramelos de naranja, otra de limón y otra los tiene mezclados. Las cajas vienen etiquetadas como "Naranja", "Limón" y "Mezcla" pero se han confundido al etiquetarlas y se sabe que todas están mal. ¿Cuántos caramelos es necesario probar como mínimo para poder etiquetar correctamente las cajas?

miércoles, 15 de octubre de 2008

Emilio Calatayud, juez de menores de Granada.

El conocido por sus peculiares sentencias, Emilio Calatayud, juez de menores de Granada, sentencia a un menor a componer una canción elogiando las virtudes de sus profesores, como respuesta a la publicación en Internet de otra canción de este alumno en la que insultaba a estos profesores.